A solo 170 km de Madrid, hay una ciudad fascinante que parece suspendida entre las rocas: es Cuenca. El rasgo más destacado es su belleza que surge, por un lado, de la armonía entre naturaleza y espacio arquitectónico y, por otro, su larga trayectoria histórica que nos ha dejado un importante legado cultural y monumental. Debido a su admirable fusión de naturaleza y arquitectura, Cuenca ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una estancia en Cuenca te permite descubrir encantadores palacios medievales, un puente moderno construido sobre los arcos de piedra de un puente antiguo, interesantes museos y vistas espectaculares. El Rincón de Ale se encuentra asomado a unos miradores, desde los que se pueden contemplar unas vistas con atardeceres y amaneceres de ensueño. Bajando desde la callejuela Caballeros, nuestros huéspedes serán hechizados por el conjunto de callejas y plazoletas laberínticas que ofrece el casco urbano conquense. Desde nuestras ventanas se puede disfrutar de una hermosa vista, donde la naturaleza abraza a Cuenca y se funde con la ciudad. El entorno es ideal para los entusiastas de las vacaciones activas: hay muchas actividades al aire libre disponibles, como escalada, senderismo y barranquismo.